Su razón de ser es la creación de riqueza a través de inversiones, tanto dentro como fuera del país. Las inversiones, ya sea a través de mercados financieros o de manera extrabursátil, son llevadas a cabo con base en una política de inversión definida a la constitución del Fideicomiso.

Tal política es definida por el Fideicomitente reflejando su apetito de riesgo y la disponibilidad requerida para los recursos del Patrimonio Autónomo. De esta manera se asegura la creación de un instrumento útil y acorde a las necesidades existentes.

Todas las directrices en este tipo de Fideicomiso tienen como meta principal una tasa de rendimiento. Esa rentabilidad es lograda gracias a la experiencia y el conocimiento del BDP-SAM, y se ve potenciada por el relacionamiento constante del Banco con los actores del mercado de valores. Es así que un Fideicomitente, en una coyuntura económica norma o favorable, gozara de ganancias atractivas y disponibilidad de recursos según los requerimientos comunicados al momento de la constitución.